EL PODER DE LA GRATITUD
Introducción:
Un hombre llamado Edward Spencer, al ver el desastre, se metió en el lago y uno por uno salvó a 17 personas. Desgraciadamente, en el transcurso de este acto de heroísmo, cayó Edward de cansancio. Los nervios en sus piernas fueron tan dañados por el esfuerzo que hizo que nunca más pudo volver a caminar.
A partir de aquel momento quedó de por vida en silla de ruedas. En su cumpleaños número 18, alguien le pidió relatar su experiencia y contar lo que más le impresionó de esa noche. Edward respondió, "Ni una sola persona de los 17 que salvé regresó para darme las gracias. Ni uno solo lo hizo". Estudiemos ahora este importante tema:
EL PODER DE LA GRATITUD (Marcos 6: 41).
"Luego Jesús tomó los cinco panes y los dos peces, miró al cielo y dio gracias a Dios. Después partió los panes, y los dio a los discípulos para que los repartieran entre toda la gente; lo mismo hizo con los dos pescados".
I. ES FUNDAMENTAL ADMINISTRAR BIEN TODO LO QUE DIOS NOS DA.
Nota: Adán no administró bien lo que Dios le entregó ¿por qué?
1. No siguió el mandamiento de Dios.
2. Pensó que podía hacerlo mejor por su propia cuenta (sin Dios).
3. Creyó que era posible quebrantar las leyes divinas, y salir bien librado.
4. Cristo es también llamado el postrer Adán, quien vino a restaurar las incorrectas acciones del primer Adán.
5. En éste versículo vemos cómo Jesús sigue la dirección divina, la de su Padre Celestial. El Señor siempre mantuvo gratitud por todo lo que su Padre hacía por él.
II. ES NECESARIO RECONOCER CON GRATITUD QUE DIOS ES NUESTRO PROVEEDOR.
Comentario:
El Señor Jesús recibió lo que los discípulos habían encontrado (cinco panes y dos peces), y “miró al cielo” señal de reconocimiento (un reconocimiento integral), de dependencia, de adoración (la adoración a diferencia de la alabanza, expresa su amor a Dios por lo que él es).
El Señor Jesús “Dio gracias a Dios”, la verdad es que la ingratitud nos aleja de la bendición divina, por ejemplo Israel por el desierto (se quejaron por el camino que les había tocado, por la provisión del maná, por la escasez de agua, por los enemigos encontrados en el desierto, por el líder que Dios había puesto, entre otras cosas).
Sin embargo aquí podemos ver a nuestro Maestro, al Señor Jesús, dando gracias (aunque en primera instancia no era suficiente para todos, aunque pudo haber dicho a sus discípulos: “muchachos esperaba algo más”, no se quejó sino que dio gracias a Dios).
Recordemos que Jesús sanó a diez leprosos y sólo uno de ellos, que era samaritano (los otros eran judíos), volvió para darle gracias y el Señor Jesús dijo: "No fueron diez los sanados ¿dónde están los otros nueve? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? Lucas 17:17-18. Vemos pues cuan importante y valioso es el poder de la gratitud.
III. LOS MILAGROS ESTÁN PRECEDIDOS DE LA GRATITUD A DIOS.
Comentario:
Pensemos por un momento, sí el quejarse, o murmurar, o preocuparse, o angustiarse, solucionara los problemas no habría dificultades en el mundo.
Cuando observamos la Biblia podemos ver que Dios nos enseña a ser agradecidos en todas las circunstancias, aún en las difíciles, pues esto nos ayuda a tener una perspectiva diferente: veremos los problemas como una oportunidad para crecer, para conocer más a Dios, para avanzar hacia el propósito que nos ha diseñado.
Como podemos ver en este día sucedió uno de los más grandes milagros en el ministerio terrenal de Jesús, pues se alimentaron miles de personas (eran 5.000 varones sin contar mujeres y niños). Observamos pues en éste milagro el poder de la gratitud y su valor.
Reflexión final:
Por todo esto nuestro corazón debe ser agradecido con Dios en todo momento, y debemos caminar con él para ver su obra sobrenatural, pues quienes le siguieron a éste lugar de Galilea fueron testigos y bendecidos por los milagros del Señor Jesús.
La gratitud en nuestro corazón es de gran valor para Dios, pues ésta reconoce no sólo el poder del Señor, sino su amor y cuidado por cada uno de sus hijos.
La gratitud en nuestro corazón es de gran valor para Dios, pues ésta reconoce no sólo el poder del Señor, sino su amor y cuidado por cada uno de sus hijos.