Dios desea obrar milagros en nuestra vida
Fernando Alexis Jimenez
Cuando oramos dejando de lado las voces derrotistas y las de quienes se desaniman pronto, encontraremos respuesta a nuestro clamor. Dios desea obrar milagros en nuestra vida...
Carlos desea encontrar un buen trabajo. Lucía está orando a Dios por un novio con principios y valores y no los patanes que andan por ahì y que la pretenden. Luis Ignacio está clamándole al Señor por un carro pequeño en el cual puedan distribuir sus mercaderías él y su esposa. Los tres, en escenarios distintos, creen que hay un poder sobrenatural--el poder de Dios--que puede llevarles a colmar sus anhelos. La única diferencia es que, al menos uno de ellos, deja rápidamente de perseverar en oración...
Cuando oramos, estamos sometiéndonos a un poder sobrenatural. Nosotros no somos dueños de ese poder, sino que es Dios. Él en su poder ilimitado y sabio, es quien transforma las circunstancias y rompe todos los esquemas de la lógica para concederle cuanto le pedimos.
Sobre esa base le invito a considerar lo que nos enseña el apóstol Santiago:
“Confiésense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados. La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos. Elías era tan humano como cualquiera de nosotros; sin embargo, cuando oró con fervor para que no cayera lluvia, ¡no llovió durante tres años y medio! Más tarde, cuando volvió a orar, el cielo envió lluvia, y la tierra comenzó a dar cosechas.”(Santiago 5:16-18. NTV)
Es un pasaje revelador en cuanto a la oración. A partir del texto vamos a aprender y aplicar en nuestra vida varios elementos:
a.- Es necesario perseverar en la oración
b.- Es necesario creer en ese poder sobrenatural que se libera: El poder de Dios
c.- Es necesario tener la certeza de que cuando oramos, Dios nos escucha
d.- Es necesario creer que Dios responde al clamor de sus hijos
Sin duda los cristianos no hemos aprovechado el poder liberador y transformador de la fe. Y ese poder es el que se desencadena, de parte de nuestro amado Padre celestial, cuando oramos en Su Presencia. ¡El responde con poder!
Si me lo permite, le diré que la clave es el sometimiento a Dios. Reconocer que Él es quien tiene el poder y que nosotros simplemente le servimos, y que nuestra condición de servidores, nos lleva a depender de Su amor y poder ilimitados.
Conozco infinidad de personas que oran una vez y consideran que es suficiente. Y también a quienes oran por espacio de dos días o quizá de una semana, y están convencidos que Dios les volteó la espalda y no responderá.
Leí acerca de un cristiano que visitó a una paciente en coma. Él se comprometió a orar por ella. Y lo hizo durante un año. Incluso cada vez que iba a orar por la enferma, los médicos y los auxiliares lo miraban con compasión. Creían que él perdía su tiempo. Sin embargo, un año después, la joven abrió los ojos y salió del hospital… caminando y dueña de todas sus facultades.
Ese es el Dios de poder y de milagros en el que hemos creído. A continuación comparto con usted una enseñanza del Señor Jesús: “Luego utilizó la siguiente historia para enseñarles más acerca de la oración: «Supongan que uno de ustedes va a la casa de un amigo a medianoche para pedirle que le preste tres panes. Le dices:“Acaba de llegar de visita un amigo mío y no tengo nada para darle de comer”. Supongan que ese amigo grita desde el dormitorio: “No me molestes. La puerta ya está cerrada, y mi familia y yo estamos acostados. No puedo ayudarte”. Les digo que, aunque no lo haga por amistad, si sigues tocando a la puerta el tiempo suficiente, él se levantará y te dará lo que necesitas debido a tu audaz insistencia.”(Lucas 10:5-8. NTV)
Insistimos: La perseverancia es fundamental. Sólo perseveran quienes desean ver milagros. Los que renuncian fácilmente, es obvio que están renunciando a los milagros, y de paso, están levantando una barrera gigantesca que impide el mover sobrenatural de Dios.
Si desea dinamizar su vida de oración, debe asumir fe, compromiso, sometimiento y perseverancia, que son tres fundamentos para que los milagros ocurran en su vida y en la de las personas que ama.