Predicas Cristianas – Predicaciones Cristianas
Cuando Dios nos creó, nos entregó algo que se llama libre albedrío, que es la capacidad de elegir y tomar decisiones, una voluntad propia; eso nos hace diferentes a los animales ellos no tienen libre albedrío, quiere decir que realmente podemos hacer lo que se nos pegue la gana, claro no siempre nos conviene, ¡pero lo podemos hacer!
La
gran mayoría teníamos o tenemos un concepto de Dios como un dios
castigador o prohibitivo la realidad es, aun cuando se encuentran en la
biblia estatutos y mandamientos, hay muchos que no los obedecen.
Por
ejemplo en los 10 mandamientos dice: no robaras, y hay mucha gente que
roba; no mentiras y muchos dicen mentiras; honraras a tu padre y a tu
madre y muchos pero muchos no lo hacen. Así que realmente podemos hacer
lo que se nos pegue la gana, pero luego entonces, ¿por qué Dios puso en
nosotros un libre albedrío, si nos iba a reglamentar con estatutos y
mandamientos?
Pues es muy simple, es para que hagamos lo que nos conviene, porque si los seguimos y obedecemos nos va mucho mejor.
A
veces tenemos que elegir que puerta abrir, algo así como la catafixia,
podemos abrirla o no, dejar entrar a quien toca o dejarlo afuera, cuando
tienes que tomar una decisión puedes escoger abrir la una o la otra.
En
la biblia aparece la palabra puerta 612 veces, hoy vamos a ver una
puerta que abrió Caín, recuerdan los dos hermanos que juntos presentan
una ofrenda, la ofrenda de Abel fue agradable a Dios, mientras que la de
Caín no, simplemente porque la de Caín no fue una ofrenda con esmero es
decir tomo los primeros frutos de la cosecha,
si cumpliendo con lo que la ley decía, pero no busco lo mejor solamente
tomo lo primero que encontró, como cuando tú vas a dar un regalo y
compras lo primero que encuentras o buscas entre tus cosas y agarras
cualquier cosa y eso regalas.
Lamentablemente
esta puerta se abre más veces de las que quisiéramos; aquí es cuando
comúnmente las personas le quieren echar la culpa a los demás cuando no
salen bien las cosas, así lo hizo Caín.
Él pensaba que si su ofrenda no fuera agradable para Dios era culpa de ¡su hermanito Abel! Y empieza a tener coraje contra Abel, a sentir envidia por Abel, comienza a pensar e idear locuras en contra de su hermano, lo cual estaba llevándolo por un camino incorrecto, y es entonces cuando Dios le habla en Génesis 4:6-7 (NTV)
“…¿Por
qué estás tan enojado? Preguntó el Señor a Caín. ¿Por qué te ves tan
decaído? 7 Serás aceptado si haces lo correcto, pero si te niegas a
hacer lo correcto, entonces, ¡ten cuidado! El pecado está a la puerta,
al acecho y ansioso por controlarte; pero tú debes dominarlo y ser su amo….”
La puerta que abrió Caín, es la puerta del pecado y quien va a entrar si la abro es el chanclas
con sus chanclitas, claro está puerta esta disfrazada de la vida loca,
de fiesta y libertinaje. ¿Cuántas veces hemos abierto esa puerta?
¿Cuántas
veces nos preparamos esperando con ansias que pasaran por nosotros los
amigotes?, estábamos más puesto que un calcetín, bañaditos, peinaditos,
con las mejores ropas, bueno hasta perfumaditos; ¡cuántas veces le hemos
abierto la puerta al pecado! Lo que Dios nos está diciendo en Génesis 4:7 es o yo controlo el pecado o el pecado me controla a mí.
Usamos nuestro libre albedrío para abrir puertas equivocadas, pero existe la otra puerta y en Apocalipsis 3:20 dice:
“..¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos…”
Que
es lo que hay detrás de esta puerta, la presencia de Dios, el problema
es que no siempre escuchamos cuando toca a la puerta, o lo escuchamos
pero no abrimos, Dios quiere cenar contigo, veamos bien como dice: “…entraré y cenaremos juntos como amigos…” No dice simplemente cenaremos.
¿Has
ido a cenar o comer con alguien por compromiso?, no quieres ir pero te
sientes comprometido y obligado a hacerlo, y vas o te llevan a fuerza y
ya en la mesa tienes tu carota, tu mente está en otro lado, estas pero
no estás. Así no quiere Dios que estés tu cenando con Él, porque lo que
Él quiere es tener contigo un encuentro personal, por eso es la
insistencia del llamado.
Esta es
quizá la manera en que vives tu relación con Él, de manera personal, o
será quizá de manera religiosa, lo haces solo por hacerlo, por
compromiso, es que si no lo hago me empiezan a regañar, me castigan,
etc.
Esa no es la manera en que el
Señor quiere que te relaciones con Él, Jesucristo está buscando una
relación íntima, personal contigo, cuando tu comes con tus compañeros,
con tus amigos no tienes intimidad con todos los que están alrededor.
Sin
embargo, si quieres hacer una cena romántica con tu esposa, con tu
esposo, con esa persona que te interesa, tú haces algo más íntimo, más
personal. Así es como el Señor quiere estar con nosotros por eso toca a
la puerta, y hemos estado negándole la entrada, negando esa cena íntima
con Él, no entramos a Su presencia, porque estamos simplemente por
cumplir por no dejar, para salir del compromiso, Jesús
tiene sus propias formas de llamar la puerta, algunas veces te
despiertas sin motivo en las madrugadas, Él te está llamando y claro lo
único que hacemos es quejarnos, en lugar de decir ¿eres tu Señor? ¿me
estas llamando?, y ponernos a orar, a platicar con Él, otras veces puede
usar hasta tus ganas de ir al baño, es el Señor llamando, para tener
una intimidad contigo, es el momento en que Él toca a la puerta, nos
llama; no quiero decir que te quedes hasta las 6 de la mañana orando,
solo necesitas unos minutos el mismo tiempo que empleas para quejarte
del porque te despertaste a esa hora y refunfuñas mejor úsalo para orar,
para adorar a Dios.
El Señor está
tocando y tu ignorando ¿qué es lo que necesitas? un trato más severo, el
Señor esta toque y toque y si eso no funciona, entonces toca más
fuerte, algo así como que te corren del trabajo, te peleas por una
insignificancia, o te quedas atrapado en el elevador, quizá te enfermas,
no lo sé, algo pasa es un trato más severo, hasta que decidas abrir la
puerta que Él está tocando.
Tenemos
otro problema, creemos que nosotros buscamos al Señor, ¡no! El Señor es
quien nos busca, en el antiguo testamento podemos ver al Señor buscando a
los escogidos, primero buscó a Adán, cuando este pecó y fue oculto a los ojos de Dios, a Noé lo busco Dios y le dijo “necesito que hagas un arca
pues voy a mandar un diluvio”, a Abraham el Señor lo busco de madrugada
diciéndole “sal de tu tierra y deja a tu parentela”, Dios busco a
Moisés en la Zarza, y Moisés no quería hacer lo que el Señor le estaba
pidiendo, ¡ese es el problema!
¡No
quieres que Dios invada tu privacidad, que se meta con tu vida!, por
eso no abres la puerta, te haces el sordo, cada uno de estos personajes
le abrió, le escuchó y entonces conocieron el verdadero propósito de sus
vidas, uno no sabía que iba a ser padre de multitudes, el otro no se
imaginaba que el sería quien dirigiría a toda una nación a la tierra
prometida, Dios llama a Samuel cuando este dormía, y el profeta Samuel
respondió ¡heme aquí!
Es el Señor quien nos busca, pero decimos y mi tiempo devocional, cuando oro por los alimentos o antes de
dormir, que, ¡eso no cuenta!, si, si cuenta y está muy bien, pero ese
es el tiempo que tu apartaste, esa es tu agenda, no la del Señor, sigue
haciéndolo está muy bien, pero si Él te llama después que terminaste de
orar o hacer tu devocional, que le vas a decir, “!Señor pero si ya
hablamos ya estuvimos juntos!” ¿No?