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SERMON: ALEJATE DE LO QUE TE HACE DAÑO

SERMON CRISTIANO | MENSAJES CRISTIANOS

Éxodo 20:15
INTRODUCCIÓN

En algunas de las tiendas del mero centro de la ciudad, llaman la atención carteles que advierten a la gente para que no robe. Y la forma curiosa de hacerlo es mostrar varias fotografías de personas que intentaron robar. Mediante su exhibición, esperan que la gente de desanime a llevarse lo que no le pertenece. Todos nos protegemos de ser robados. Hoy, parece que una de las frases actuales es. “Aleje sus manos de aquí”.

Lo podemos comprobar en algunos de los carteles que encontramos en las escuelas, en las tiendas, en cualquier lugar público: No tocar; Toque bajo su propio riesgo; No pise el césped; Nuestra tienda está protegida con cámaras de video; El banco está protegido con un sistema de seguridad vía satélite: el conductor de la unidad no tiene acceso al dinero.

Estas palabras nos dejan muy claro un principio básico: Lo que tiene las demás personas les pertenece sólo a ellos y no tenemos ningún derecho de apropiárnoslo. Debemos respetar el derecho de la propiedad privada. Pero hay personas que han hecho de su vida una constante violación de este mandamiento: se la pasan tomando las cosas de los demás. Hay varios tipos de “cacos” a nuestro alrededor. Hay contratistas de construcción (de madera, albañilería, aluminio, etc.) que comienzan con un proyecto sencillo y parece que más y más le empiezan a agregar cosas que supuestamente son muy necesarias.

También es posible que por teléfono le prometan premios con sólo darles el número de la tarjeta de crédito. Otras personas son expertas robando pero sin usar las manos; van de casa en casa y saben manejar tan bien las emociones de la gente que uno se llega a sentir tan mal que termina dándoles algo.
La industria de la lotería nacional -aún cuando está legalizada- o las empresas dedicadas a las apuestas- es otra área designada a quitarnos lo que tenemos. Mucha gente cree ingenuamente que esas personas están tratando de encontrar formas de dar dinero; más bien están tratando de encontrar formas de quitarnos nuestro dinero. Todos a nuestro alrededor están poniendo sus manos en lo que es nuestra propiedad.

En cuadro muy interesante, una mujer se encuentra comprando un pavo fresco para comer en Noche Buena. El animal está sobre la báscula y el carnicero está con su mandil detrás del mostrador, y el clásico lápiz entre la oreja. La clienta es una señora que se ve muy decente a sus 60 años; está parada viendo que pesen al pavo.

Lo chistoso es que tanto el carnicero como la señora se ven contentos, con una sonrisa disimulada, como si los dos se acabaran de acordar de un chiste. Bueno, pero para conocer la razón de que sus caras estén sonrientes hay que mirar de cerca sus manos, porque el carnicero tiene uno de sus gruesos dedos apoyando la báscula, mientras que al mismo tiempo aunque en el otro lado la señora está levantando la báscula con uno de sus refinados dedos.

Nadie se da cuenta de lo que el otro está haciendo y, aparentemente, los dos están pensando que se están aprovechando del otro… creen que están robando sin que nadie se de cuenta. Quién sabe cuál era el título del cuadro, pero lo cierto es que encaja perfectamente con nuestra actitud hacia el 8º. Mandamiento.

Como podemos ver, las dos personas del cuadro se molestarían si les llamaran ladrones. La señora nunca robaría un banco o un carro; y si al carnicero le dieran un billete falso, él llamaría a la policía para reportar el delito. Pero nadie veía algo malo en robar un poquito que le permitiría ahorrase unos pesos. Y nos parecemos mucho a estas dos personas.

Creemos que es un excelente mandamiento, sólo que no se aplica a nosotros, porque después de todo, no somos ladrones. Mucha gente sabe que robar es malo, solo que no cree que lo que ellos hacen no es realmente robar. ¿Y Ud.? ¿Se considera culpable de quebrantar este mandamiento? ¿Es Ud. Un ladrón?
Para responder estas preguntas miremos de cerca el significado de la palabra. La RAE de la lengua define el robo como el apoderarse de lo ajeno de cualquier modo. Bueno, se oye bien. Todos concordamos en que el adueñarse de lo ajeno está mal. Pero veamos lo que la Palabra de Dios nos dice al abundar en este mandamiento.

I. EL MANDAMIENTO EN TÉRMINOS NEGATIVOS: NO DEBEMOS DEFRAUDAR A OTROS

A. ¿Por qué robar es malo? En primer lugar es incorrecto robarles a los demás porque cuando nos adueñamos de lo ajeno no estamos tratando a la gente como personas, sino como un medio para lograr un fin. Es muy simple pensar en eso. Si algo le pertenece a una persona, no tenemos ningún derecho de quitársela. La gente merece recibir el fruto de su labor.
El robo es un acto de violencia en contra de otra persona. Piense en un niño que le roba dinero de la cartera de sus padres. Sólo está pensando en sí mismo. No piensan en el tiempo de trabajar para tener ese dinero. No piensan en las necesidades que los demás planean satisfacer con ese dinero que cuentan. Al robarle a alguien, de cualquier modo, estamos violando nuestra relación. En segundo lugar, robar es destructivo.

La mentalidad de robar contamina una relación, contamina la confianza. Se viola la idea del respeto y la dignidad. La gente que constantemente está tomando lo que no le pertenece fuerza a los demás a crear una pared de defensa para protegerse. Se crean las distancias y se agrietan las relaciones. Es un hecho que los ladrones -de cualquier tipo- minan a una sociedad. Los efectos negativos del robo son incalculables.

No solo paga el responsable del delito del robo, sino que todos pagamos también. Los robos de coches presionan a las aseguradoras a aumentar el precio de las pólizas. Los robos en las tiendas obligan a aumentar los precios para todos los clientes, entre otras cosas al introducir cada vez más sofisticados equipos de seguridad. Cada uno de los clientes es visto en una actitud de sospecha; y virtualmente cada ciudadano es penalizado al pagar más impuestos para cubrir gastos para contratar un mayor número de policías, y para construir y mantener celdas de prisión.

B. Formas en que roba la gente Me parece que el mandamiento de no robar tiende a ser uno de los que no alcanzamos a entender sus implicaciones. Tendemos a pensar en el robo como entrar a una casa y salir corriendo con algo que no nos pertenece. Pero tristemente, ese no es el cuadro completo. El robo puede ocurrir en un número de formas y ambientes diferentes. Creo que no hay mejor forma de exponer estos pecados que haciendo unas listas.

Robo Obvio
  • Entrar a la casa ajena, o un carro, jardín, super, etc. y tomar algo
  • Firmar cheques sin fondos
  • Usar tarjetas de crédito robadas
  • Llevarse artículos sin pagar de las tiendas
  • Llevarse cosas de un hotel
Robo disimulado
  • Declarar al fisco menos ingresos que lo real
  • Pagar algún dinero de tal forma que nadie tenga que reportarlo
  • Inflar los gastos
  • Entregar un trabajo o una tarea como si fueran propios (plagio)
  • Fotocopiar inapropiadamente material con derechos reservados
  • Comprar material “pirata” (CD’s, películas, aparatos electrónicos)
  • Fraude (cuando hay engaño)
  • Acordar hacer algo y no hacerlo
  • Tomar dinero prestado sin la intención de devolverlo
  • Desistir del contrato que se ha firmado Robo en los negocios
  • Hacer llamadas personales en la oficina sin autorización
  • Levarse objetos de la oficina (grapas, clips, papel, plumas, etc.)
  • No pagar un sueldo justo
  • Hacer falsa publicidad de algún producto
  • Cobrar más de lo que vale un producto
  • Cobrar intereses excesivos
  • Vender algo y no registrar la venta para llevarse el dinero en el bolsillo
Robo espiritual

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